El 30 de agosto a las 9:30 de la mañana aterrizamos en el aeropuerto de Manás en Bishkek y la primera preocupación aparte de que llegara el equipaje era que en el aparcamiento estuviera esperando el coche de alquiler que teníamos apalabrado, no contratado, porque no había opción de reservar y la oferta es muy limitada, después de un desayuno rápido y de comprar las tarjetas SIM para nuestros móviles nos ponemos en marcha.
A 200 metros a la salida del aeropuerto había un control de policía, Previamente, el que nos alquiló el coche nos avisó, es obligatorio llevar las luces encendidas siempre, con las prisas y los nervios se nos olvida pero… allí estaban ellos para darnos el alto!!
Me bajo del coche, enseño documentación y le digo que soy turista, que acabo de aterrizar y que tengo acreditación de prensa para los World Nomad Games, (Miquel Silvestre , director del programar Diario de un nómada de TVE y escritor de varios libros de viajes me dió este consejo, porque parece ser que los policías respetan bastante a los periodistas internacionales) En ese momento me saca un libro escrito en ruso en el que lo único que entendía era el número, ponía 300, intuí que era una multa de 300 som, al cambio unos 2.5 euros… pero conseguí convencerle y finalmente me perdonó la multa.
Comenzamos nuestra ruta rumbo al sur, la primera parada era la Torre de Burana de la que hablaré posteriormente, empezamos a observar las características del país, la carretera estaba en muy buenas condiciones, con poquísimo tráfico, las montañas de más de 4000 metros con nieve, los valles en los que predominaba el cultivo de cereales pero también grandes extensiones de frutales y huertos, también mucho ganado, caballos, ovejas, vacas y algún que otro puesto a los lados de la carretera que vendían productos del campo. A los 40 minutos aproximadamente de haber comenzado nuestra ruta…de nuevo sorpresa!
En mitad de la autovía había una señal de límite de velocidad a 40Km/h…y de repente detrás de unos árboles aparece un trípode con una cámara de fotos y 2 hombrecillos con paelleras en la cabeza y espada láser que de nuevo nos dan el alto, al aparcar el coche se acerca uno y nos pregunta que de donde somos y al contestar su respuesta con tono ruso es PRRRRROBLEMAS, PRRRRROBLEMAS, PRRRRRRROBLEMAS, me dice que iba a 69 km/h y que el límite era 40…a todo esto repito la estrategia anterior, me bajo del coche, empiezo a hablar de Messi y de Cristiano, que tengo acreditación de prensa… pero esta vez la cosa está complicada, me dice que me va a retirar el carnet y que tengo que ir a la capital a pagar 2000 som para recuperarlo, me muestra sus trofeos del día, algo así como 8 o 9 carnets de diferentes países. A todo esto le digo que no, que no puedo volver atrás, que pago con la tarjeta de crédito y que me deje continuar, que hemos aterrizado hace una hora, que no conocemos las leyes del país y estamos de vacaciones, el caso, pedí a mi compañera de viaje 500 som y me acerqué a ellos mientras hablaban supongo sobre dejarme ir…. y se lo metí en el bolsillo del pantalón a uno de ellos y tema solucionado, Barcelona, Madrid, Messi, Cristiano pueden ustedes continuar!
Después de este segundo altercado con los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado kirguís proseguimos nuestra marcha, nos quedaba alrededor de 120 kms para llegar a la Torre de Burana, se trata de un monumento histórico en plena ruta de la seda, la entrada cuesta sobre 2 euros, puedes subir a lo alto por una escalera estrechísima, alrededor de unos 25 metros, las vistas son bastante interesantes.
Aparte de la torre hay una zona con petroglifos y un pequeño centro de interpretación con restos arqueológicos. La siguiente parada estaba a casi 200 kms, teníamos reservado para hacer 2 noches en un campamento de yurtas a orillas del lago Song Kol, este era nuestro alojamiento https://www.booking.com/hotel/kg/yurt-camp-quot-tuz-ashuu-azamat-quot-in-song-kol-lake.es.html Hasta llegar allí tuvimos pudimos contemplar paisajes espectaculares, montañas sin apenas vegetación y salpicados de granjas y huertas en los valles , muchos caballos, el Kirguistán provinciano y profundo. El camino era de tierra y hasta llegar a nuestro campamento, que era el último, vimos otros muchos similares, el atardecer sobre el lago fue impresionante.
Las 2 noches siguientes tocaba vida nómada 100%, sin agua corriente, sin comunicación exterior al no haber cobertura ni internet.
La Yurta tenía 6 camas individuales y una estufa en medio que funcionaba con excrementos animales, la amplitud de la temperatura entre el día y la noche era muy grande, podía haber una variación de más de 25 grados! La vida en la estepa a orillas del lago discurre muy tranquila y rutinaria, la mujer se encarga de las labores cotidianas y el hombre desde temprano se dedica a cuidar las vacas y los caballos. Durante ese periodo pudimos probar la gastronomía típica a base de carne de cabra, pasta, arroz, muchas verduras y legumbres e incluso pescado del lago. El servicio y la calidad, para las limitaciones del lugar, podríamos decir que era bastante bueno exceptuando el tema sanitario, el hecho de estar en medio del campo es lo que tiene….pues te podías encontrar sorpresas en forma de mosca muerta por estampación en un huevo frito por ejemplo… Era cuestión de mentalizarse y adaptarse.
El problema a la hora de salir era la gasolina, al no poder calcular la distancia estábamos casi en la reserva…no encontramos gasolina en los alrededores preguntando a las pocas personas que viven allí y no sabíamos ni dónde estaba la gasolinera más cercana y lo peor era no saber si llegaríamos, teníamos que volver por los mismos pasos entre valles y montañas…uno de los autóctonos nos dijo que sí teníamos suficiente como para llegar y nos arriesgamos, conducción económica al límite, en las cuestas abajo siempre en punto muerto hasta que los frenos se calentaron tanto que el coche no respondía…afortunadamente una vez conseguimos alcanzar la carretera general nuestro miedo de llegar a la gasolinera desapareció y llegamos a la ciudad de Kochkor, aprovechamos para buscar un restaurante con menú occidental y de ahí poner rumbo a Karakol, nuestro siguiente destino.
La ciudad de Karakol realmente no tiene demasiado interesante que visitar, lo único la Holy Trinity Russian, pero sí merece la pena una visita en los alrededores a Fairy tale canyon, seven bulls o Altyn Arashan valley. Como recomendación de alojamiento estuvimos en una guesthouse regentada por japoneses con un servicio y un diseño muy cuidado, el nombre es Matsunoki por un precio muy asequible, lo podéis encontrar en booking.com Y de ahí pusimos rumbo a Cholpon Ata donde los siguientes días se iban a celebrar los World Nomad Games, que he contado en mi anterior entrada. Por último recomendar también en la Bishkek una visita al Osh Bazaar donde se puede encontrar todo tipo de productos, especias, fruta, verdura, carne, ropa de imitación, es un lugar muy interesante para al menos dedicarle media mañana. El centro de la capital es lo más parecido a cualquier ciudad europea, centros comerciales, bares, restaurantes, pubs…y lo mejor de todo es que puedes comer en los mejores restaurantes a precios muy asequibles, no dejéis de probar el T-bone y las cervezas típicas. Resumienndo, Kirguistán, bajo mi opinión es un destino muy atractivo por todo lo que ofrece, paisajes, cultura, gastronomía y lo mejor, los precios, de los países más baratos del mundo, si a eso le añadimos que no necesitamos visado y que es muy seguro…no se puede pedir más.
Si necesitáis gestionar cualquier tipo de visado os recomiendo iVisa, empresa multinacional especializada que ofrece todo tipo de servicios, asesoramiento y el mejor precio.
Aquí os dejo el vídeo resumen de la aventura, espero os guste y subid la música!
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